¡Chofer! ¡Siga a ese escritor!.- Épica pose de Daniel Mordzinski usando transporte no convencional para llegar de una sede a otra.
Burning Cartagena!.- Antonio García Ángel, Margarita, Pilar Quintana y Carlos (editor de Norma) en la fiesta de Arcadia, hartos de ron Havana y gaseosa Colombiana Ligera, extrañando la cerveza y la rumba (el DJ de esa fiesta era pésimo). Luego iríamos todos al Habana Café.
Burning Cartagena!.- Antonio García Ángel, Margarita, Pilar Quintana y Carlos (editor de Norma) en la fiesta de Arcadia, hartos de ron Havana y gaseosa Colombiana Ligera, extrañando la cerveza y la rumba (el DJ de esa fiesta era pésimo). Luego iríamos todos al Habana Café.
Compañeras de carpeta.- Mis compañeritas de carpeta, con las que salté de conferencia en conferencia y nos colamos en todos los palcos del Teatro Heredia: Juliana Moreno y Camila Bruges.
Herralde´s boys.- Alvaro Enrige y Alberto Barrera exhibiendo sus credenciales (me refiero a ser parte del staff Anagrama, no a los gafetes) en el hotel Charleston.
A lo Britney.- Pedro Mairal amenazando de muerte a este pobre paparazzi. ¡No quiero volver a salir en las columnas de chismes!, gritaba desconocido.
Friolenta.- Pilar Quintana intentando meterse en la piscina del Hotel Bantú a las 5:00 am, luego de la rumba en el Habana Café. ¡Que caiga la toalla! ¡Que caiga la toalla!, gritaban todos. Cuando la toalla cayó, oh, nos quedamos sorprendidos. Wendy Guerra no es la única que se merece un desnudo en Soho.
Actualización.- Este blogger actualizando su conocimiento de idioma a través del USB. La idea era aprender portugués rápido para poder leer la, a todas luces, estupenda novela nueva de Joao Paulo Cuenca que está arrasando en Brasil.
Posando.- Las chicas Granta (la Booker Kirain Desai y Aminatta Forna) no saben lo que les espera. Luego de esta foto, Daniel las haría abrazarse, bailar un tango, cargarse una a otra, besarse de nariz como esquimales, juntar cachete con cachete y ombligo con ombligo, y finalmente saltar con los brazos extendidos y desde una altura considerable. "Eso no sucede cuando nos sacan fotos para Granta" dijeron ambas consternadas.
Firma de libros.- Bueno "firma" es un decir: el único que firmó libros fue Daniel Mordzinski, que agotó "El país de las palabras". Yo planché, como siempre.
Primera noche.- Joao Paulo Cuenca agotado luego de la primera noche de rumba. Recién era jueves. No sabía que se venían más y más y más.
Los chicos Almodóvar.- Azul y rojo, los colores que le gustan a Pedro Almodóvar, combinado entre Izara y yo en el Habana Café. Esperamos que nos llamen aunque sea como cojines para la decoración de una sala en una de sus pelis.
El corazón es un cazador solitario.- Alvaro Enrigue observa con profunda melancolía a las mujeres del Habana Café e insiste en su mojito.
Mi pie izquierdo.- En realidad eran dos. Pero Camila, mi maestra, valía el esfuerzo.
Camila conoce a Chang.- Choque de maestros enfrascados en resolver el "Sonido bestial" de Richie Rey y Bobby Cruz. Fue un duelo de titanes, al final nadie sabía quién llevaba a quién. Ante la ausencia del veneco Rodrigo Blanco, Villanueva Chang sacó cara por los escritores sub 39.
Lucidez.- Lúcida ganadora del último Booker, Ann Enright, entrevistada por Mariana Ponsford(directora de Arcadia) en excelente conferencia en que la irlandesa declaró que todos los escritores que le interesan han tenido madres poderosas (¿o dijo fastidiosas?)
Red Bull te da alas.- No pregunten cómo ni por qué Pilar Quintana quedó arriba de un caballo de bronce de dos metros de altura, en pleno centro de Cartagena. Más tarde, esa misma noche, se subiría a un tejado de endebles calaminas. Si el Hay Festival se hace en el Tíbet tendremos que ir a bajarla del Himalaya.
write now.- Antipático mensaje de Alvaro Enrige al mundo en plena recepción de la Embajada Británica.
Hotel Bantú.- Frente a la habitación 207 del Hotel Bantú, con la camisa floreada con que intenté desmarcarme de las fotografías tristísimas de César Vallejo y José María Arguedas, a pocos minutos de ir a la mesa redonda "Literatura e Imagen" en la que iba a hablar de la vanidad literaria.
Charleston.- Más guapa que nunca Izara, vestida para bailar charleston, en la recepción de la Embajada Británica. El bolso no va.
Cazador cazado.- Daniel Mordzinski da el ejemplo de cómo hay que sacrificarse para la foto.
Moleskine en Cartagena.- Debo informarles con enorme entusiasmo que el Hay Festival estaba lleno de moleskines. Todos los periodistas tenían uno (menos Gastón García, fiel a los muji) y también la mayoría de escritores. Alberto Barrera, por ejemplo, listo para la acción en la fiesta de la RCN.
Comida típica.- Pedro Mairal, luego de un malentendido con el vendedor (¿Esto es de fruta?- No- ¿Me da uno?- Pero no es de fruta- No importa, igual dame uno- ¿De fruta?) , dispuesto a probar la comida típica en Cartagena.
Piolín.- Bucólica escena en el hotel Bantú. La protagonista es Pilar Quintana.
Aprendizaje tardío.- Luego de asistir a varios encuentros internacionales, publicar cuatro libros inhallables, rodeado en el Charleston de Cartagena de dos premios Booker y de notables escritores sub-39, este blogger finalmente decide enterarse de qué se trata eso de escribir. Parece que no es fácil, me fregué.
No, para Molekine no.- Ariel Magnus y Carlos, su editor y anfitrión, caminando por Cartagena. Estaban posando para la foto cuando se enteró de que era para un blog. Intentó un quite. Demasiado tarde.
Ofrenda.- El maestro Chang llegando al Hotel Bantú, donde lo recibió esta bella muchacha (su nombre era Martha) con una hamaca, una bolsa y una libreta de "El Tiempo". Ella no podía saber que estaba, simplemente, brindándole la primera ofrenda al maestro.
Velas.- Daniel Mordzinki y Juan Cruz en el hotel Charleston. Como mi cámara no es la super Canon de Daniel, tuvieron que estar en esa posición un par de minutos hasta que la inteligencia artifical de mi Sony 7 megapixeles entienda el concepto.
Miss Cartagena.- Violeta, la hija de Antonio García Ángel y Margarita, fue la verdadera reina del Hay Festival Cartagena 2008. Joaquín Sabina -premiado con la primera edición de un libro de Dickens por ser considerado el Escritor Más Simpático del Festival- le robó el premio merecido (a ella y al maestro Chang, que quedó segundo).
La gesta de Aguinis.- Martin Kohan, Ariel Magnus, Aminatta Forna, Clara (presentadora), Marcos Aguinis, Claudia Amengual y Mónica Alí en la ceremonia final. Todo bien hasta que Agunis cogió el micrófono y no lo quiso soltar para desesperación de Clara, burla de Kohan y Magnus, agonía de los asistentes al teatro Heredia y soponcio de la divina cantante folclórica Toto la Momposina y su turbante de tres vueltas, que esperaba tras la cortina que se termine la literatura para cantar. "Antes de hablar voy a decir unas palabras". Esa frase la debe haber inventado Aguinis.
Nunca solo.- John Lee Anderson fue, para mí, la estrella del festival. Todas las salas en las que participó se llenaron. Todos lo perseguían para fotos y declaraciones. En el Quiebracanto jamás le faltó una pareja de salsa. A todos trató con inteligencia, gentileza y perfecto castellano. El heredero de Kapuzcinski, como lo llamó Jorge Herralde.
Coctel Anagrama.- No son Los Panchos ni el Trío Matamoros sino Martín Kohan, Jorge Herralde y Alberto Barrera tomando la palabra en la ceremonia de homenaje que la Embajada de España y la distribuidora Círculo hizo a Anagrama. Luego, Alberto y Jorge fueron de rumba al Habana Café. El serio Martín Kohan no fue. Ciencias morales, que le dicen.
Joao y el portavaso.- Como Karla Suárez lo comentó en Bogotá39, Joao nació con un mano adaptada para colocar las latas de cerveza, como los automóviles. Aquí muestra el diseño de su portavasos incorporado. Hay 234 fotos más en la misma posición.
Todo el mundo sabe que Sabina.- El maestro Chang entrevista a Joaquín Sabina en el teatro Heredia en una de las más comentadas ceremonias. Villanueva comenzó cada pregunta con el estribillo: "Todo el mundo sabe que Sabina...". Pero nadie sabía las cosas que Chang sabía. Ni el mismo Sabina. El maestro Chang siempre está un paso adelante.
Guayabera.- Luego de una caminata de 20 cuadras, guiados por J.J. Junieles, los varones adultos del Bogotá39 consiguieron en un mercado guayaberas a 45,000 pesos (en las tiendas de souvenirs costabana 150,000). Ellos se sentían muy caribeños, pero a mí la imagen me condujo al gobierno de Velasco y sus funcionarios uniformados tropical y obligatoriamente revolucionario y ridículo decreto. Lo único bueno que originó ese decreto fue el apodo Guayabera Sucia.
Autógrafo.- Kirain Desai firma un ejemplar de "El legado de la pérdida" con tres faltas de ortografía en mi nombre.
Camila y Juliana.- Estaban a punto de viajar a Cartagena en bus, 20 horas, pero decidieron hacerlo en avión. Durmieron en casa de amigos, tenían un programa lleno de actividades marcadas (5,000 pesos cada una). Ellas fueron las dos baterías recargables que necesitaba para ir a varias ponencias durante la tarde, caminado durante el inclemente sol, y a rumbear durante la noche. Y sobre todo, para no olvidarme de cuál es el sentido real de esta vaina de los encuentros literarios: La pasión literaria, el ángel que me guía. Inolvidables.
¿Blind date?.- Juan Pablo Vásquez luego de presentar a Mónica Alí en el Claustro Santo Domingo. Por si acaso, no se trata de una parejita en su primera cita de San Valentín, ni de una blind date a través del chat, ni nada parecido. La rosa era la que entregaba el Hay Festival luego de cada ponencia. Un consejo: para la próxima saquen el follaje y el celofán, queda mejor una rosa de tallo largo sola y definitiva.
Kohan y yo.- Luego de conocernos en setiembre en Berlín, y de saber de su triunfo en el Herralde en noviembre, al fin pude felicitar a Martín Kohan por su merecidísimo premio. Conversamos un poco, pero se me quedó una pregunta en el aire: ¿por qué Martín siempre usa camisetas con el símbolo de adidas? ¡Yo quiero un sponsor también! (si es posible, Boss)
Workaholic.- La sala de prensa en el claustro Santo Domingo el domingo, último día del festival. Todas las notebooks se han levantado, están llevándose el mobiliario, cargando con los papeles y desconectando los teléfonos, los faxes y las computadoras. Pero en medio de ese movimiento, una periodista de Arcadia se aferra a su computadora y sigue redactando una entrevista hasta que se apaguen las luces del Festival. Eso se llama amor a la chamba.