Cuando me invitaron a Bogotá39 empezaron una serie de emails que leía y trataba de contestar con rapidez. hasta que un día llegó uno que me paralizó: tendríamos una sesión fotográfica con Daniel Mordzinski. Para un fetichista como yo, tener una foto de Daniel era demasiado. No sólo ha fotografiado a casi todos los escritores latinoamericanos (ya sin hablar de extranjeros) sino que siempre lo ha hecho con un talento, una inspiración y una capacidad lúdica impresionante. Los que me conocen saben cuánto lo admiro y cuánto significaba para mí esa foto. Lo que no saben es cómo es Daniel en realidad y por qué, después de conocerlo, supe de inmediato que el hecho que me tomara o no una fotografía pasaba a segundo plano frente al regalo de haber conocido a una de las personas más extraordinarias que recuerde. Un abrazo, Daniel, y perdona que sea tan amateur en esto de las fotos (tanto para tomarlas como para posar). ¡Ni siquiera sabía lo que era un macro!
martes, 28 de agosto de 2007
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